Todo pasa
Hay personas que creen que las cosas deben durar para
siempre, y no entienden que si la vida no dura para toda la vida, las cosas que
la vida contiene tampoco pueden durar para toda la vida, también estas personas
suelen vivir como si no tuvieran memoria, no recuerdan que hubo situaciones en
sus vidas que empezaron, que terminaron, no recuerdan que en algún momento, un
padecimiento fue tal y luego dejo de serlo, y entonces sucede que muchas
personas viven determinadas situaciones de sus vidas como una catástrofe, como
algo que nunca va a pasar, como si ese dolor viniera y se instalara para
siempre, como sino pudieran recordar que alguna vez, pasaron por algo similar o
por un dolor semejante, y esto también pasó.
“Cierta vez había un pintor, muy enamorado de una mujer, de
tal forma estaba enamorado, que ella era
continuamente su inspiración,
amanecía con los ojos encendidos de amor, y cuando la miraba a su lado, renacía
cada vez el deseo de pintar y volver a pintar, sus colores se encendían por la
belleza de sus sentimientos, un día, cuando el sol comenzaba a iluminar su atelier,
despertó, y vio que su mujer, aquella mujer a la que tanto amaba, ya no estaba
a su lado, bueno no era costumbre de el esta situación, así que se levanto y
empezó a buscarla, y sobre la mesa encontró una carta, que decía, me voy y ya
no voy a volver nunca mas, he dejado de quererte , creyó que enloquecía, desesperó,
comenzó a tirar cosas contra las paredes y se sumió en las mas profundas de las
depresiones de un momento para el otro, y empezaron a pasar los minutos, y las
horas, y también los días, no comía y no tomaba agua y no vivía, y cuando ya su
cuerpo empezaba a debilitarse gravemente recordó que había un monje, no muy
lejano, en un monasterio que había conocido cuando niño, y que siempre tenia
una respuesta para cada cuestión que él le planteara, y con poca fuerza pero
con un hálito de vida, tomo un tren que lo llevo aquella vieja estación, cuando
bajo, camino hacia el monasterio y cuando entro en los jardines de aquel lugar,
vio de espaldas caminando a aquel monje, lo reconoció por su andar, si, apenas
lo vio, se acercó a el presuroso y cuando estuvo allí, con su barba crecida,
con sus ojos decaídos, con su pelo desgreñado, se puso adelante del monje, a
quien le resulto un rostro algo conocido pero muy desdibujado y le contó su
historia, le contó de su dolor, le contó de su pérdida, le contó
desesperadamente de su ansiedad de recuperar aquella mujer y de su
desesperación por sentir que ya no volvería nunca mas, y cuando le hubo contado
todo esto, espero una respuesta, ávido, con la necesidad de aquel que no tiene
otra opción en la vida que lo que va a escuchar, el monje, lo miró a los ojos,
puso una mano sobre el hombro de aquel desvalido pintor y le dijo: -Esto
también va a pasar. Desconcertado, desconcertado por esta respuesta, no
encontrando que ella le sustentara nada del dolor que sentía, se alejo ya con
el pensamiento dirigido hacia la mismísima muerte, tomo aquel tren, llegó a la
estación de su pueblo, y cuando bajo por las escaleras, se topo intempestivamente
con una mujer, a la que se le cayeron las pertenencias, en ese encuentro, por
ese choque, ambos se agacharon a levantar las cosas, y cuando se miraron,
quedaron perplejamente enamorados, nunca se habían visto en la vida, pero
sintieron como si se conocieran desde siempre y desde ese momento, desde ese
preciso instante no se separaron nunca mas.
Y él entonces, una mañana también, comenzó a comprender lo
que aquel monje le había dicho, y entonces sintió el deseo, la obligación de
volver a verlo y de contarle todo y de decirle cuanta razón tenia, así que tomo
aquel tren, llegó a aquella vieja estación, entro por los jardines del monasterio,
y fue en busca de aquel hombre, y cuando lo encontró, con desesperación, ya sin
barba, ya con los ojos llenos, colmados de amor, le contó toda esta historia,
le contó de la sabiduría que ese monje
tuvo cuando le contó aquello que él no pudo comprender y espero al terminar,
ávidamente una respuesta, el monje lo miró a los ojos, puso una mano sobre su
hombro y le dijo: -Esto también va a pasar”
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